Panorama económico
El no-muy-realista punto de partida:
Panorama económico
El Paquete Económico 2020 se elaboró bajo una expectativa optimista de crecimiento económico de 2% real. Este crecimiento, aunque es bajo, contrasta con lo que esperan diversos especialistas externos al gobierno y los datos económicos observados durante este año, que nos indican que la economía mexicana atraviesa un desaceleración económica. La Encuesta Citibanamex de Expectativas más reciente[1] revisó a la baja las expectativas de crecimiento del PIB para nuestro país para 2020: de 1.4% a 1.3%. En la misma dirección, HR Ratings espera que el crecimiento del PIB sea de 1.4% y Moody´s espera un 1.5%.
Nos preocupa que la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos 2020 suponga un crecimiento económico poco realista, pues se podrían estar sobreestimando los ingresos para el año próximo, especialmente de la recaudación del IVA y del ISR –que representan el ingreso más importante de la Federación y, por ende, el de los gobiernos locales–.
Dicho de forma más descarnada: si en 2020 el crecimiento resulta menor al programado, el gobierno tendrá menos recursos para invertir en programas y políticas públicas para impulsar el bienestar y desarrollo de la población. ¿Y qué provoca un escenario de ingresos faltantes? Se aumenta el endeudamiento, se recorta el gasto o se utilizan los ahorros –pero éstos últimos son limitados–.
El precio del barril impone su ‘ley’
En el Paquete Económico 2020 se ‘reconoce’ la estimación realista del precio de la mezcla mexicana de petróleo, en línea con la caída que ya anticipan los precios de futuros del petróleo. En los Precriterios presentados por Hacienda en abril pasado, estimaban el valor de este indicador, para 2020, en 55 dólares por barril. Pero en el presupuesto efectivamente enviado al Congreso el precio se ajustó a la baja: 49 dólares por barril.
En efecto: la baja de los precios del petróleo en los últimos meses impuso uno de los mayores desafíos al Paquete Económico y representa un riesgo para las finanzas públicas de 2020.
Detectamos un gran acierto del PEF 2020: el aumento en la plataforma de exportación, en relación a lo previsto inicialmente por Hacienda. En abril pasado el Gobierno había establecido en los Precriterios que en 2020 Pemex exportaría únicamente 1,085 mbd (miles de barriles); eso implicaría a una disminución en los ingresos petroleros y, por ende, del gasto público. No obstante, al perecer el asunto se reconsideró y ya en el Paquete enviado la plataforma de exportación aumentó, y esto permite esperar mayores ingresos. Para 2020 se plantea una plataforma de exportación de 1,134 mbd, 2% mayor que la de 2019, que alcanzó 1,115 mbd[2].
Eso sí, la producción esperada de Pemex en 2020 es una historia muy diferente. Creemos que no es probable que se materialice. Año tras año, desde 2004, la producción ha venido cayendo por el agotamiento de los principales yacimientos –Cantarell y Akal[3]–. Ahora, al parecer de manera milagrosa, se plantea revertir la tendencia observada. La expectativa de pasar de 1,707 mdb en 2019 a 1,951 en 2020 es tan asombrosa que resulta poco creíble y, más importente, difícil de cumplir. En el Paquete incluso se aumenta la plataforma de producción de crudo para 2019 respecto a lo que se había establecido originalmente en el Plan de Negocios de Pemex apenas publicado (de 1,707 mdb diarios, a 1,847 en 2019). Y para seguir abonando a nuestro escepticismo: en las dos administraciones anteriores se destinó entre 2009 y 2016 una inversión en Pemex de casi el doble de lo que se invierte actualmente, y no se logró un aumento tan importante de su producción. Lo que sí es verdad es que dicha inversión implicó una fuerte presión para las finanzas públicas, y contribuyó al deterioro observado en el balance primario en esos años. ¿Repetiremos la historia?
Ahora, es importante aclarar que los ingresos petroleros del sector público están directamente relacionados con la plataforma de exportación, que representa la mayor fracción de la producción total. El incremento en la plataforma de exportación mencionado anteriormente sí es viable incluso con el nivel de producción actual.
Entonces ¿por qué sobrestimar la producción de petróleo es un problema?
El resto de la producción que no se exporta se destina a las refinerías. Es un insumo para los procesos de refinación. Una mayor plataforma de exportación, a mitad de una circunstancia en la que no se materializa el aumento prodigioso de la producción, claramente va a implicar menos barriles para las refinerías. Es decir, se tendría que sacrificar la meta establecida en el Plan Pemex, que promete refinar 788 mbd. Esto plantea un desafío a los planes que la administración tiene para fortalecer la industria estatal de refinación. Haría aún más cuestionable el proyecto de la construcción y operación de la nueva refinería de Dos Bocas, en Tabasco.
¿Qué va a hacer el gobierno cuándo la producción sea efectivamente menor a la esperada, ante la disyuntiva de enviar los barriles a la exportación o las refinerías? Por supuesto, debe cumplir con lo prometido en el Paquete Económico 2020, ya que eso le permitiría alcanzar sus metas fiscales y abona en mantener su calificación soberana.