PEF 2025: menos servicios de salud para los más pobres
Los problemas de falta de citas o desabasto de medicamentos que tanto aquejan hoy al sector salud serán aún más difíciles de resolver con el severo recorte al gasto en salud del Paquete Económico 2025.
El Paquete Económico 2025 va en sentido contrario a los principios de desarrollo social y combate a la pobreza que el régimen actual abandera. Plantea un severo recorte al gasto en salud, como parte de la estrategia de consolidación fiscal.
Las dependencias más afectadas serán aquellas que atienden a las personas sin seguridad social formal, como la Secretaría de Salud o el IMSS-Bienestar. Es la falta de gobernanza y blindaje institucional la que permite que se reduzca el gasto en este derecho humano. Aunque el presupuesto de las y los asegurados también caerá en 2025, su reducción será ínfima frente al recorte que sufrirá la población más vulnerable del país.
El impacto será el ensanchamiento de las brechas presupuestarias entre asegurados y no asegurados a un nivel no visto en 20 años. Es decir, habrá un retroceso en la equidad de los estándares de atención entre los ciudadanos. Además, en este contexto se hará muy difícil solucionar los problemas de falta de citas o desabasto de medicamentos que tanto aquejan hoy al sector salud.
Sacrificio del gasto total en salud
En 2025 se dará una ruptura en materia del gasto público en salud: desde 2017 hasta 2024 se aprobaron incrementos consecutivos en el presupuesto para la sanidad pública, pero en 2025 se acabará esta racha. Para el siguiente año, la Secretaría de Hacienda propone un gasto federal en la materia por 881 mil millones de pesos (mmdp), 12.2% menos o 122 mmdp de recorte frente a lo aprobado en 2024. De aprobarse, se tratará del peor monto presupuestado desde 2022.
Nos referimos al gasto funcional en salud, que contempla exclusivamente1 los recursos para la sanidad de ocho ramos: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), la Secretaría de Salud (SSA), los Servicios de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social para el Bienestar (IMSS-Bienestar)2, la Secretaría de Marina (Semar), la Secretaría de la Defensa Nacional (Defensa), el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud ( FASSA) y las Aportaciones para la Seguridad Social (Ramo 19).
Como explicaremos más adelante, la evolución presupuestaria de cada uno de estos ramos es muy diversa. No obstante, podemos adelantar que hay incrementos en el IMSS e ISSSTE, mientras que se dan recortes en el resto de las dependencias, lo que provoca una caída en el gasto total.
A esta disminución generalizada del gasto en salud para 2025 se le suma un riesgo adicional: que es frecuente que se den recortes o subejercicios durante el año fiscal y no se cumpla con el presupuesto aprobado. Así sucedió en 2014, 2015, 2016, 2019 y 2023. Además, si descontamos los sobre ejercicios en transferencias en fideicomisos —que explicaremos también más adelante— el presupuesto en salud también se quedó corto en 2020, 2021 y 2022.
Si en 2025 no se cumplen los estimados de ingresos, es posible que el gasto en salud sea aún peor de lo previsto. Como explicamos en nuestro Análisis Macro del Paquete Económico 2025, las estimaciones de ingresos de Hacienda suelen ser optimistas.
El retroceso social por el recorte al gasto en salud es más evidente si analizamos este presupuesto en función del tamaño de la economía, los recursos por persona o su participación en la totalidad del gasto del Gobierno.
Los 881 mmdp que propone la SHCP significan un 2.4% del PIB. Esto es 0.4 puntos menos a lo aprobado en 2024 (2.8% de PIB) e inferior al 2.6% alcanzado en 2010. Desde esta perspectiva, se trata de un retroceso de más de 15 años para el gasto en salud. Además, el recorte nos aleja más de la meta del 6% de gasto en sanidad pública que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin un presupuesto alineado a las mejores prácticas internacionales, difícilmente se alcanzarán los niveles de atención de los países desarrollados.
Como porcentaje del gasto total, el presupuesto en salud representará sólo el 9.5%, lo más bajo desde 2016. Esto indica que otros conceptos del gasto han desplazado en importancia al gasto en salud, como lo son las pensiones no contributivas (las llamadas pensiones del Bienestar) o el pago del servicio de la deuda. Otra forma de verlo es que el gasto en salud no ha sido prioridad para el Gobierno. Lo explicamos a detalle en nuestra nota macro.
Finalmente, el recorte de los recursos totales combinado con el incremento de la población, provocará que el gasto por persona caiga a 6,633 pesos, similar a lo observado en 2011. Esto significa que las instituciones tendrán menos recursos por paciente, lo que limitará solucionar la saturación de los sistemas de salud o solucionar el desabasto de medicamentos.
Al analizar la evolución del gasto por institución, encontramos que las dos principales instituciones para la población asegurada (IMSS e ISSSTE) tienen incrementos. En contraste, los recortes se centran principalmente en los sistemas que atienden a las personas sin seguridad social formal: IMSS-Bienestar, SSA o FASSA.
Del lado ganador, el IMSS contará con recursos para la salud por 481 mmdp, 1.4% (6.5 mmdp) más que en 2024. Será su mayor presupuesto histórico, lo que demuestra la mejor gobernanza en términos presupuestarios del Instituto. Asimismo, el ISSSTE tendrá recursos por 82 mmdp, 2.8% (2.2 mmdp) más que lo aprobado en 2024. En este caso, aún se está lejos de los mejores niveles presupuestarios, pero es positivo el aumento para el siguiente año.
También destaca el organismo IMSS-Bienestar, quien contará con un presupuesto de 162 mmdp, 22% (29.2 mmdp) más que en 2024. La cuestión es que este incremento no compensa los recortes del SSA y FASSA que describimos a continuación.
De lado perdedor, el ramo con la mayor reducción será el de Aportaciones para la Seguridad Social, que en 2025 tendrá sólo 9.9 mmdp, un recorte de 87.2% (67.5 mmdp) menos que en 2024. Dentro de este ramo había recursos para la población asegurada y no asegurada. Para los asegurados, desaparecen las inversiones financieras que detectamos en el PEF 2024 por 44.6 mmdp, que eran recursos etiquetados para transferirse al IMSS y al ISSSTE. Para los no asegurados, en 2024 desaparece el programa IMSS-Bienestar (antes IMSS-Prospera), el cual en 2024 contó con 23 mmdp.
Sobre este último punto conviene hacer un breve paréntesis: los Servicios de Salud del Instituto Mexicano del Seguro Social para el Bienestar (IMSS-Bienestar) no es la misma cosa que el programa IMSS-Bienestar aunque lleven el mismo nombre, por confuso que parezca. El primero, es un organismo público descentralizado creado en 2022 para suplir al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), creado en 2020, el cual a su vez fue sustituto del Seguro Popular, creado en 2003. Como sus predecesores, busca ofrecer atención de primer contacto, hospitalización e intervenciones de especialidad. Por su parte, el programa IMSS-Bienestar era hasta 2024 una partida presupuestaria otorgada al IMSS para que éste otorgara servicios gratuitos de primer contacto (no de especialidad) en comunidades rurales. Fue creado en 1979 como IMSS-Coplamar y luego cambió de nombre a IMSS-Solidaridad, luego IMSS-Prospera y en 2019 fue rebautizado como IMSS-Bienestar. Este último nombre fue reutilizado para bautizar al sustituto del Insabi. Para 2025 desaparecen los recursos del programa y también la confusión…
De nuevo en materia de recortes al gasto, destacan que el FASSA contará con sólo 79 mmdp, 42% (57.3 mmdp) menos que este año y para la SSA que tendrá 57 mmdp, 36.8% (33.4 mmdp) menos. Ahondaremos en el presupuesto de cada uno de estos ramos más adelante.
Finalmente, para la Defensa se prevé un gasto en salud de 6.7 mmdp, 20% (1.7 mmdp) menos frente a 2024 y para la Marina de 3.5 mmdp, 7.7% (293 mdp) menos. A pesar de atender a trabajadores formales del Gobierno, en los últimos años ambas instituciones han sufrido recortes presupuestarios. Esto va en contra del fortalecimiento de los cuerpos encargados de la seguridad pública del país.
Al ponderar los incrementos y decrementos de las instituciones en salud, identificamos que el presupuesto para las personas sin seguridad social formal será de 298 mmdp, es decir un recorte de 22% (84 mmdp) menos frente a lo aprobado en 2024. Desde 2019 no se observa un gasto tan reducido para este sector.
El presupuesto para las personas sin seguridad social contempla el gasto de instituciones y programas que atienden a las personas que no tienen afiliación a un sistema estructurado vinculado a su situación laboral. Aquí nos referimos al organismo IMSS-Bienestar (no al programa del mismo nombre), la Secretaría de Salud (encargada de los hospitales de alta especialidad), el FASSA (a través del cual se otorgan recursos a las entidades federativas para la salud) y al programa IMSS-Bienestar del Ramo 19 (que comparte nombre con el organismo IMSS-Bienestar y que desaparece).
Si bien el organismo IMSS-Bienestar tendrá un incremento para 2025 de 29.2 mmdp, será insuficiente para compensar el recorte de 57.3 mmdp del FASSA, de 33.4 mmdp de la SSA y de 23 mmdp del programa IMSS-Bienestar (que, ya dijimos, desaparece). Para decirlo claro: es falsa la aseveración del Poder Ejecutivo3 de que el presupuesto en salud crezca para el siguiente año debido a los aumentos en el órgano IMSS-Bienestar.
Peor aún, de aprobarse sin cambios el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF), el 2025 será el peor inicio de sexenio en materia de gasto en salud para las personas sin seguridad social en lo que va del siglo. En el primer año de Fox (2001) dichos recursos aumentaron 9.4% frente al año previo, con Calderón el aumento fue de 12.1% y con Peña de 2.9%. Posteriormente López Obrador aplicó un recorte de 2.4% en 2019. No obstante, el recorte de 22% que propone Sheinbaum no tiene punto de comparación.
La brecha se amplía para las personas sin seguridad social
Para 2025 el gasto per cápita destinado a personas sin seguridad social será de 4,490 pesos, 22.6% (1,313 pesos) menos frente a lo aprobado en 2024 y el monto más bajo en 15 años. En 2019, primer año de López Obrador, el gasto per cápita fue de 5,734 pesos y en 2013, primer año de Peña Nieto, fue de 6,138 pesos.
Hay que recordar que previo a 2019, la población objetivo del sistema de salud para personas sin seguridad social se basaba en los afiliados al Seguro Popular, que en 2019 cerró en 51.9 millones o 41% de la población. Por el contrario, tanto el desaparecido Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), en su momento, como ahora el IMSS-Bienestar identifican a su población objetivo como aquellas con “carencia de acceso a la seguridad social”. El organismo encargado de definir a este grupo es el Consejo Nacional para la Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval). Para 2025, se estima que 66.4 millones de personas se encuentran en esta situación4, es decir la mitad de la población. Esto significa que el IMSS-Bienestar busca atender a 14.5 millones de personas más de lo que pretendía el Seguro Popular en 2019, pero con menos recursos5.
En otras palabras, no sólo hay un recorte en 2025, sino que se reparte entre más personas. Esto podría afectar el número de citas otorgadas, la rapidez en la atención o abasto de medicinas. A su vez, esto podría empujar aún más a la población a los servicios médicos privados, incrementar el gasto de bolsillo y gastos catastróficos en salud, con efectos perniciosos en los niveles de pobreza de la población.
En el caso de los sistemas que atienden a las personas con seguridad social formal, identificamos un presupuesto de 583 mmdp, 6.2% (38 mmdp) menos que en 2024. Nos referimos a los recursos conjuntos del IMSS, ISSSTE, Defensa, Marina y del Ramo 19. Si bien el IMSS tendrá un incremento de 6.5 mmdp y el ISSSTE de 2.2 mmdp, será insuficiente para compensar el recorte de 45 mmdp en el Ramo 19, de 1.7 mmdp en la Defensa y de 293 mdp en la Marina.
Pese al recorte, los recursos para las personas aseguradas se mantendrán por arriba de lo observado de 2023 hacia atrás, debido a que en los últimos años se habían otorgado incrementos constantes en su presupuesto. No obstante, resulta un mal augurio el recorte inicial de 6.2% de Sheinbaum, el cual se compara negativamente con el incremento de 2.5% de Fox o 2.3% de Calderón y es incluso peor a los recortes de 1% de Peña en su primer año de Gobierno y el de0.4% de López Obrador.
Debido al recorte de 6.2% o 38 mmdp en el gasto en salud para las personas con seguridad social en 2025, superado por la caída de 22% (84 mmdp) para las personas sin seguridad social, los recursos para las personas aseguradas serán 95% superiores a las no aseguradas: la mayor brecha desde 2005.
De forma histórica, los recursos en salud para las personas aseguradas han sido superiores al de las personas no aseguradas. Sin embargo, a partir de la creación del Seguro Popular en 2003, la brecha comenzó a reducirse. En el mejor momento (2013), los recursos para las personas aseguradas llegaron a ser sólo 34% superiores. La brecha se amplió nuevamente con las medidas de austeridad en los últimos años de Peña Nieto y se agravó con la eliminación del Seguro Popular en 2019, el cual contemplaba garantías presupuestarias de financiamiento por persona.
Ahora en el primer Paquete Económico de Claudia Sheinbaum la brecha se ampliará a un nivel no visto en 20 años, borrando los avances logrados en materia de equidad fiscal para las personas sin seguridad social. Esto nos deja dos reflexiones clave: 1. Urge recuperar un blindaje presupuestario para los sistemas de salud que atienden a las personas sin seguridad social. Para esto, el presupuesto debe calcularse por usuario y por enfermedades a tratar. 2. Recordemos que las personas no aseguradas pertenecen en su mayoría a las poblaciones más vulnerables. La Secretaría de Hacienda estima que el 55% de los usuarios que se atienden en los sistemas para personas no aseguradas, pertenecen al 30% con mayor pobreza6.
Retroceso en el federalismo
En 2025, los recursos en salud otorgados desde la Federación a los estados a través del FASSA sumarán 79 mmdp. Es un recorte de 42% (57.3 mmdp) y llevará a este fondo a su peor nivel desde el año 2000. ¿La razón? La concentración del gasto en salud en manos de la Federación a causa del proyecto del IMSS-Bienestar.
Se trata de una ruptura con el paradigma de la descentralización del gasto que inició en la década de 1990, para regresar a la centralización que caracterizó la política sanitaria en la mayor parte del siglo XX. Hay que recordar que, en 1996, se suscribió el Acuerdo Nacional para la Descentralización de los Servicios de Salud con el fin de transferir la responsabilidad y administración de la sanidad desde el Gobierno federal hacia los gobiernos estatales.
Para sustentar la descentralización, en 1997 se creó un nuevo fondo en la Ley de Coordinación Fiscal: el Fondo de Aportaciones para los Servicios de Salud (FASSA). Su función era otorgar recursos financieros a las entidades según su número de plazas médicas e infraestructura hospitalaria. A partir de 2003, el financiamiento a los servicios de sanidad estatales se fortaleció con el Seguro Popular. Este sistema contaba con programas específicos de transferencia de recursos a las entidades para la compra de medicamentos, inversión, materiales y suministros, así como servicios personales. Esta estrategia se mantuvo con el Insabi.
Es decir, los estados recibían recursos del FASSA enfocados principalmente al pago de nómina y del Seguro Popular (luego del Insabi) para el resto de las necesidades médicas. Con el modelo del IMSS-Bienestar se pretende regresar al sistema previo a 1996. Como explicamos en nuestro Erario en Salud al segundo trimestre de 2024, los estados signatarios han comenzado a transferir de vuelta la infraestructura y personal médico a la Federación y, en consecuencia, devolverán los recursos del FASSA. Además del retroceso en el federalismo que esto significa, la consolidación de recursos implicará una reducción en el presupuesto total de las personas sin seguridad social, como se explicó previamente.
Como resultado, en 2025 los 23 estados signatarios del IMSS-Bienestar tendrán un recorte conjunto de 53% (54.5 mmdp) en los recursos que reciben del FASSA frente a 2024, puesto que una parte de este capital se dirigirá directamente al Instituto.
La reducción de este fondo puede agravarse a futuro conforme se avance en la transferencia de plazas médicas a la Federación. Como explicamos en nuestra nota al segundo trimestre, hay estados que han federalizado entre 30 y 40% su nómina médica y aún tienen intenciones de continuar con este proceso.
Por otro lado, sorprende que los nueve estados no signatarios, tendrán también un recorte de 8.5% (2.7 mmdp) frente a 2014. Esto parece contravenir el artículo 30 de la Ley de Coordinación Fiscal (LCF), el cual garantiza un presupuesto en función de la plantilla de personal médico en función de lo aprobado el año inmediato anterior. Si bien el gasto de inversión puede recortarse de un año a otro, identificamos que los recortes a las entidades no signatarias se dan principalmente en el gasto corriente, que representa el 99% de los recursos del Fondo.
La reducción de los recursos en salud para los estados no signatarios del IMSS-Bienestar podría generar cuestionamientos sobre el Pacto Fiscal, como sucedió recientemente con el Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro7.
Recorte a hospitales de alta especialidad
En 2025, la Secretaría de Salud (SSA) contará con un presupuesto para sanidad de 57 mmdp, 36.8% (33.4 mmdp) menos de lo aprobado en 2024. Se trata del peor monto para esta dependencia desde 2004. Lamentablemente, la reducción afectará negativamente a la mayoría de los hospitales de alta especialidad que son aún responsabilidad de la SSA.
Cabe recordar que el presupuesto de la SSA llegó a un máximo histórico en 2023 cuando se le aprobaron 219 mmdp. A mediados de ese año se decidió eliminar al Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) —adscrito a la SSA— y remplazarlo por el IMSS-Bienestar. Esto provocó un recorte en el gasto de la dependencia de 51.1% para lo aprobado en 2023, como detallamos en nuestra nota anual en salud de 2023.
En 2024, ya sin el Insabi, la SSA recibió un recorte en su presupuesto aprobado, mientras que el IMSS-Bienestar recibió un incremento en compensación. Sin embargo, para 2025 la SSA vuelve a recibir una reducción en su presupuesto, particularmente en los hospitales de alta especialidad, sin que se compense con incrementos en el IMSS-Bienestar.
En primer lugar, preocupa la reducción del 15.3% (329 mdp) al presupuesto del Instituto Nacional de Cancerología (Incan). Ahora contará con sólo 1.8 mmdp para operar el siguiente año, el peor monto desde 2019. El instituto no sólo da atención médica especializada a los pacientes de cáncer, sino que realiza investigación científica para desarrollar nuevos tratamientos.
Por su parte, Instituto Nacional de Cardiología contará con 1.6 mmdp; es decir, un recorte de 12.3% o 227 mdp. Este instituto es líder en el tratamiento e investigación contra enfermedades cardiovasculares como hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, enfermedades coronarias y cardiopatías congénitas.
Asimismo, el Instituto Nacional de Pediatría sufrirá un recorte de 10.2% (247 mdp) y contará sólo con 2.2 mmdp, el peor presupuesto desde 2020. Este Instituto está enfocado al cuidado integral de niños y adolescentes. Ofrece diagnósticos y tratamiento a enfermedades complejas que afectan a la población infantil como problemas congénitos, enfermedades cardiovasculares, neurológicas, respiratorias entre otras. También proporciona terapia intensiva pediátrica y neonatal.
Los hospitales generales “Dr. Manuel Gea González” y “Dr. Eduardo Liceaga” tendrán recortes de 12.7 % (223 mdp) y 12.8% (665 mdp) respectivamente. En ambos casos tendrán la más baja disposición de recursos desde 2020. Se trata de dos de los hospitales con mayores niveles de atención en México.
Además, para 2025 desaparecen las partidas presupuestarias para seis hospitales regionales de alta especialidad: Chiapas, Ciudad Victoria, Ixtapaluca, Yucatán, Oaxaca y Bajío que en 2024 contaron con un presupuesto conjunto de 8.4 mmdp. Para compensar (parcialmente), se crea dentro del IMSS-Bienestar la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad, con un presupuesto de 3.6 mmdp, el cual no compensa ni la mitad de los recursos eliminados para los seis hospitales dentro de la SSA.
En el caso de los organismos desconcentrados de la SSA, destaca un recorte de 68.4% (10 mmdp) en el presupuesto del Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia, que sólo contará con 4.7 mmdp el siguiente año. Estarían recibiendo el segundo monto más reducido desde 2013. La importancia de este Centro es que está encargado del Programa Nacional de Vacunación. El recorte afectará la compra y aplicación de vacunas en el país.
Asimismo, el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva contará con 2.6 mmdp, un pequeño recorte de 1.2% frente a 2024, pero uno mucho mayor (de 59.5%) si se compara con el monto máximo alcanzado en 2016 (4.4 mmdp). Este centro implementa programas de planificación familiar, atención prenatal, parto seguro o tratamientos relacionados con salud reproductiva. Además, busca prevenir la violencia de género contra las mujeres en el ámbito de la salud.
Caen inversión y medicamentos para los más vulnerables
Los recortes en el gasto funcional en salud para 2025 tendrán implicaciones negativas en dos conceptos clave para la atención de las personas: medicamentos e infraestructura. Lamentablemente, la mayoría de los recortes se darán en los sistemas que atienden a las personas sin seguridad social.
En el caso de medicamentos8 identificamos un presupuesto de 128.1 mmdp, un aumento de 0.2% (230 mdp) más frente a lo aprobado en 2024. No obstante, al desagregar por institución, identificamos que el gasto en medicamentos para las personas con seguridad social será de 116 mmdp, 7.9% (8.5 mmdp) superior. En cambio, el de las personas no aseguradas caerá a 12 mmdp, 40.6% (8.3 mmdp) menos frente a este año.
De esta forma, las personas aseguradas se quedarán con el 91% del gasto en medicamentos del Gobierno federal, la mayor proporción desde 2013. Además, su presupuesto será 861% superior a aquel de las personas sin seguridad formal, la mayor brecha también desde 2013.
El principal recorte en medicamentos se dará en la SSA. Su presupuesto en la materia será de 9.2 mmdp, 54% (10.6 mmdp) menos, principalmente por recortes en el Programa Nacional de Vacunación. Si bien el IMSS-Bienestar tendrá un incremento en el gasto de medicamentos por 378% (2.3 mmdp), será insuficiente para compensar la caída de la SSA.
En el caso de los sistemas para personas aseguradas, el IMSS tendrá el mayor incremento, por 8% o 7 mmdp, para llegar a 100 mmdp, su mayor gasto histórico. Nuevamente destacamos la buena gobernanza del instituto para garantizar un crecimiento continuo de sus recursos al vincular su presupuesto al número de afiliados.
Por su parte, el ISSSTE tendrá un aumento de 12% o 1.7 mmdp para llegar a 15.2 mmdp en gasto en medicamentos. Este monto, sin embargo, se mantendrá por debajo de sus mejores niveles.
El gasto de inversión en salud también apunta a acrecentar las brechas entre asegurados y no asegurados. En total, la inversión funcional en salud será de 32 mmdp, 8.9% (3.1 mmdp) menor a la aprobada en 2024. Sin embargo, los mayores recortes se darán en los sistemas que atienden a las personas más vulnerables.
La inversión conjunta de la SSA, IMSS-Bienestar y FASSA será de 3 mmdp, una caída de 39% (1.9 mmdp) versus 2024. Será el peor monto en más de 10 años. Por su parte, la inversión de la Defensa, Marina, IMSS, e ISSSTE sumará 28.9 mmdp, un recorte de 3.8% (1.1 mmdp) en comparación a 2024. A pesar del recorte, el monto propuesto es superior a todo lo observado previo a 2023.
De aprobarse el PPEF 2025 como se plantea, las personas aseguradas tendrán el 90% de la inversión en infraestructura de 2025, la mayor concentración desde 2013. Además, su gasto será 842% superior al de las personas sin seguridad social, la mayor diferencia también desde inicios del Gobierno de Peña. Esta situación limitará incrementar las consultas en la población más vulnerable y ampliará la brecha de atención entre las personas con y sin seguridad social.
Desahorro en salud: riesgo latente
Por quinto año consecutivo la Iniciativa de Ley de Ingresos (ILIF) solicita a la Cámara de Diputados otorgarle total discrecionalidad a la Secretaría de Hacienda, respecto al uso de los recursos depositados en el Fondo de Salud Para el Bienestar (Fonsabi). Esta disposición genera el riesgo de vulnerar aún más el derecho humano a la salud de las personas sin seguridad social y de distorsionar la contabilidad del gasto público.
De 2021 a 2024, en la Ley de Ingresos de la Federación (LIF) se ha establecido la obligación de que el Fonsabi transfiera sus recursos a la Tesorería de la Federación (Tesofe), salvo que la SHCP autorice lo contrario. Para 2025, en el Decimoquinto transitorio de la LIF se vuelve a otorgar esta disposición.
Como explicamos en la investigación “El ocaso del Fonsabi” la posibilidad de retirar recursos del Fonsabi a discreción ha favorecido una distorsión de la contabilidad gubernamental en salud. Para simular un mayor gasto al realmente ejercido, la Federación ha realizado grandes transferencias al Fonsabi —clasificándolas como gasto efectivo en salud— y luego ha regresado esos recursos a la Tesofe, donde se les pierde el rastro.
Para 2025 se prevén transferencias a fideicomisos por sólo 13 mmdp. No obstante, este monto podría sobrepasarse para inflar el gasto en salud. Por ejemplo, entre 2020 y 2022 el gasto por transferencias a fideicomisos fue, en promedio, 190% superior a lo aprobado. Esto generó que las transferencias representaran más del 14% del gasto total en salud para las personas sin seguridad social.
Además de favorecer la distorsión de gasto en salud, la disposición de la ILIF 2025 permitirá una reducción aún mayor del Fonsabi. Al tercer trimestre de 2024 el saldo de este fondo reportó un saldo de 33.2 mmdp, el peor registro desde marzo de 2010. Se trata de una reducción en los recursos disponibles del 73% o 89.5 mmdp frente al cierre de 2018. Sobra mencionar que la reducción se ha dado por salidas a la Tesofe.
Ante las presiones de ingresos por el ajuste fiscal de 2025, el Gobierno podría verse tentado a echar mano nuevamente de los recursos del Fonsabi, lo que limitaría la función de este fondo: financiar enfermedades de alto costo como el cáncer, VIH/Sida, enfermedades renales, entre otras.
Conclusión
El Paquete Económico 2025 augura que el gasto en salud pública no será prioridad para Claudia Sheinbaum durante su sexenio. Si bien era imperante reducir el déficit público que heredó López Obrador, la nueva administración prefirió crear y expandir programas de transferencias directas, en lugar de blindar el gasto en salud.
Lamentablemente, los programas de transferencias directas universales no son progresivos, ya que benefician por igual a personas ricas y pobres. Por el contrario, el gasto en salud, favorece principalmente a las personas más vulnerables de la sociedad. Las decisiones de política social del nuevo Gobierno van en contra de combatir la pobreza y reducir la desigualdad social.
Gráficos anexos
Notas al pie:
- Esto significa que no contempla el gasto en pensiones del IMSS o ISSSTE o los recursos de la función educación de la SSA, por ejemplo. ↩︎
- Propiamente el IMSS-Bienestar no es un ramo presupuestario, sino que se encuentra dentro del Ramo 47 de entidades no sectorizadas. El presupuesto del IMSS-Bienestar concentra más del 90% de dicho ramo. ↩︎
- Milenio (2024). Sheinbaum rechaza que se haya recortado presupuesto a salud en 2025. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=0I_gf6XUjQU ↩︎
- Estimado de México Evalúa según la población con carencia a la seguridad social identificada por el Coneval para 2022, actualizado por el crecimiento poblacional esperado por la Comisión Nacional de Población (Conapo). ↩︎
- Hay que sumar que el IMSS-Bienestar pretende cubrir todos los padecimientos médicos, mientras que el Seguro Popular sólo definía un catálogo de alrededor de 300 padecimientos cubiertos. ↩︎
- Secretaría de Hacienda y Crédito Público (2024). Distribución del pago de impuestos y recepción del gasto público. Resultados para el año 2022. ↩︎
- Anews. Enrique Alfaro propone salida de Jalisco del Pacto Fiscal por recortes presupuestales. Recuperado de: https://anews.mx/tag/votacion-en-jalisco/ ↩︎
- El gasto en medicamentos contiene las partidas específicas “Materiales, accesorios y suministros médicos”. “Materiales, accesorios y suministros de laboratorio” y “Medicinas y productos farmacéuticos”, de la Función Salud. ↩︎