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Etiqueta: Subsidios y transferencias

Pros y contras del presupuesto 2025 en subsidios del Bienestar

El presupuesto 2025 para programas de subsidios del Gobierno alcanza un máximo histórico. Pero no todas las subvenciones tendrán aumentos y habrá fuertes recortes en rubros clave que impactan a educación y salud.

Por Jorge Cano y Christopher Cernichiaro | Programa de Gasto Público de México Evalúa

En 2025, el presupuesto proyectado para programas de subsidios del Gobierno alcanza un máximo histórico. Se repartirán 1.1 billones de pesos. Es decir, 24.7 mil millones de pesos (mmdp) más, respecto a 2024, un aumento del 2.3%. 

Los nuevos programas, como la Pensión Mujeres Bienestar (con 15 mmdp) y la Beca Universal de Educación Básica Rita Cetina (78.8 mmdp) contribuyen al incremento global de los subsidios. Sin embargo, el programa favorito del Gobierno, la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores tendrá un ligero recorte de 0.3%. 

El enfoque en subsidios también tiene costos de oportunidad importantes. Debido a la priorización de pensiones y becas, se afectan otros sectores clave como educación, salud pública y agricultura, como mencionamos más adelante. 

De igual manera, la apuesta por incrementar los subsidios ha desplazado el gasto de inversión en infraestructura, que para 2025 caerá al 2.3% del PIB (como explicamos en esta investigación). Este gasto es importante para construir carreteras, hospitales, escuelas, obras de irrigación, transmisión de electricidad, entre otras.  Además, la apuesta mantiene la presión sobre la deuda pública (como explicamos en esta otra nota). 

Desde México Evalúa consideramos que se deben de equilibrar las prioridades en el Paquete Económico 2025, para garantizar no solo beneficios inmediatos, sino sostenibilidad fiscal y desarrollo económico a largo plazo.

Programas de subsidios con máximo histórico

En 2025, los programas de subsidios estarán distribuidos en 69 programas y su monto, de 1.1 billones, supera al de los primeros años de López Obrador y Peña Nieto, con aumentos del 44.6% (343.4 mmdp) y 13.7% (134.1 mmdp), respectivamente, además de rebasar el máximo histórico de 2015. Respecto del tamaño de la economía representarán 3.1% del PIB, mismo nivel que en 2019. 

El incremento de los programas de subsidios para el siguiente año también refleja recortes en programas prioritarios. De los diez programas con mayor asignación, todos recibirán menos recursos que en 2024, incluso la Pensión para Adultos Mayores. El aumento del gasto total en subsidios se debe a la creación de nuevos programas. 

Por ejemplo, La Escuela es Nuestra, crucial para mejorar la infraestructura educativa, disminuye (-4.6 mmdp), también los subsidios para organismos descentralizados estatales (universidades de los estados) sufrirán un recorte (-4.7 mmdp), Sembrando Vida (-1.5 mmdp), Jóvenes Construyendo el Futuro (-1 mmdp), Fertilizantes (-700 mdp) o Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos (-3.6 mmdp).  Es decir, se afecta castigan subvenciones de educación, salud y agricultura. 

Finalmente, el Programa de Becas de Educación Básica para el Bienestar Benito Juárez que en 2024 contó con 51.9 mmdp desaparece para darle lugar a la Beca Universal de Educación Básica Rita Cetina y se crea el programa de Pensión Mujeres Bienestar.

Subsidios por habitante y su peso creciente en el gasto total

Para 2025, el gasto en subsidios por persona será apenas 1% mayor que en 2024, alcanzando 8,344 pesos per cápita anuales. Esta cifra representa un aumento significativo del 38% (2,296 pesos por habitante) respecto al primer año de López Obrador y un incremento más modesto del 2% en comparación con el primer año de Peña Nieto. 

Por su parte, el análisis del gasto en subsidios como porcentaje del gasto neto total y programable refleja su creciente relevancia en las finanzas públicas. En 2025, representará 12.1% del gasto neto total, medio punto porcentual más que en 2024, pero aún 1.2% por debajo del primer año de Peña Nieto. Como porcentaje del gasto programable, el presupuesto para subsidios alcanzará 17.2%, superando todos los registros desde 2013 (16.6%). 

Pensión para Adultos Mayores: otro crecimiento histórico

En 2025, la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores contará con un aumento de 8% respecto a 2024 y un crecimiento extraordinario de 466% (398 mmdp) en comparación con el primer año de López Obrador, cuando el presupuesto fue de 85 mmdp. Desde 2019, este programa ha crecido repetidamente: el monto asignado en 2019 fue 232% superior al de 2018, y desde entonces ha mostrado aumentos anuales significativos. 

Este programa beneficia directamente a millones de personas mayores, mejorando su calidad de vida. Sin embargo, la asignación de recursos a este programa limita la capacidad de atender otras prioridades nacionales

Evolución de subsidios educativos

Además, del crecimiento de las Pensiones del Bienestar, las Becas de Educación Básica destacan con un aumento del 52% (26.9 mmdp), para colocarse en 78.8 mmdp. El objetivo de estos apoyos es asegurar la permanencia escolar de los alumnos. Si bien se atiende la falta de ingresos como un problema que causa deserción escolar, no se solucionan los problemas de infraestructura o calidad de la educación. 

Subsidios para la salud 

Debido al aumento en los subsidios, la atención a la salud es castigada en distintos ámbitos. Además del ya mencionado recorte a Atención Médica y Servicios Gratuitos, desaparece el programa IMSS-Bienestar (antes IMSS-Prospera), que en 2023 todavía contó con 22.5 mmdp. Este programa es distinto al organismo descentralizado IMSS-Bienestar, aunque lleven el mismo nombre. 

Una reducción en estos subsidios en salud podría limitar aún más la cobertura y la calidad de los servicios, afectando de manera directa a las personas más vulnerables, como explicamos a fondo en esta investigación.

5 recomendaciones de Política Pública

Para maximizar el impacto del gasto en subsidios y garantizar su sostenibilidad a largo plazo, se deben implementar medidas que equilibren los beneficios sociales con la eficiencia fiscal y el desarrollo económico:

1. Definir criterios para la priorización de subsidios. Es necesario establecer criterios de asignación (basados en indicadores medibles de equidad y eficiencia) que garanticen un equilibrio entre atender a los sectores más vulnerables y fomentar áreas de impacto económico estratégico, como infraestructura educativa y salud pública.

2. Fortalecer los mecanismos de evaluación y monitoreo. La implementación de sistemas para dar seguimiento y evaluar el desempeño de los programas de subsidios es esencial. Esto incluye el seguimiento del impacto en el bienestar de la población beneficiaria y el análisis de costos de oportunidad en sectores desplazados (como infraestructura y salud).

3. Impulsar la progresividad en los subsidios. Rediseñar los programas para priorizar a quienes más lo necesitan, asegurando que los recursos beneficien de manera eficiente a las poblaciones en situación de mayor vulnerabilidad. Esto también contribuye a reducir desigualdades regionales y sociales.

4. Asegurar la sostenibilidad fiscal de los subsidios. Es importante crear mecanismos que vinculen el crecimiento de los programas de subsidios con ingresos recurrentes, evitando presiones excesivas sobre la deuda pública. Una opción viable sería integrar estos programas en un marco fiscal de mediano plazo que permita planificar su evolución.5. Complementar el gasto en subsidios con inversión en infraestructura y servicios públicos. Los subsidios no deben desplazar recursos de sectores que generan desarrollo económico y bienestar sostenible. Es crucial destinar una proporción adecuada del presupuesto a infraestructura educativa, salud y obras públicas, que permitan fortalecer las bases para el crecimiento a largo plazo.

Beneficia 4T primero a los ricos, y lo confirman datos de Hacienda

El lema de la 4T “primero los pobres” parece no cumplirse. Si se analizan las cuentas públicas lo que se observa es que los más beneficiados en realidad han sido los más ricos.

Por Jorge Cano (@Jorge_eCano) | Programa de Gasto Público de México Evalúa.

En el presente sexenio, el gasto social ha crecido 100% para los más ricos y caído 25% para los más pobres. Así lo demuestran datos oficiales del recién publicado informe “Distribución del Pago de Impuestos y Recepción del Gasto de la SHCP”.

Según este documento, en 2022 las personas pertenecientes al 10% más rico de México recibieron del Gobierno servicios públicos de salud o educación, así como transferencias en efectivo, equivalentes a 911 pesos mensuales, en promedio. Esto es 100% más frente a lo que recibieron al cierre del sexenio pasado en 2018. 

Por el contrario, en 2022 el 10% más pobre de México obtuvo 695 pesos en apoyos gubernamentales. Una cifra no sólo 24% menor a lo recibido por los más ricos, sino 25% menor a lo que recibían en 2018. 

Las consecuencias de los apoyos universales

La explicación es muy sencilla: la 4T dejó de focalizar las transferencias directas en los más pobres y optó por otorgar apoyos de manera universal, es decir, sin importar el nivel de ingreso de la población. El principal ejemplo es la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, el cual cuenta en 2024 con 465 mmdp, un crecimiento de 871% frente a 2018. 

En el sexenio pasado, los recursos de este programa eran reducidos, pero estaban bien focalizados ya que sólo se entregaban a personas que no tuvieran otra pensión como aquellas del IMSS, ISSSTE, Pemex, entre otras. De esta forma, el 16.3% de los recursos del programa se los quedaba el 10% más pobre y sólo el 2.8% llegaba al 10% más rico. Sin embargo, la 4T optó por la universalización del programa y otorgó pensiones del bienestar incluso a las personas que ya contaban con otra pensión. Ya que las personas más ricas viven en zonas urbanas y exigen mejor sus derechos, ahora los más ricos obtienen el 8.3% de las pensiones del bienestar mientras que los más pobres se quedan con sólo el 7.8%. Así es: el programa estrella del Gobierno no beneficia “primero a los pobres”.

¿Los adultos mayores o los más pobres? El dilema

El segundo problema es que el gran aumento de las pensiones de adultos mayores se ha hecho a costa de sacrificar el crecimiento de otros programas que benefician a los más pobres. Por ejemplo, educación y salud, que representan las mayores transferencias no monetarias que hace el Gobierno a la población. Al cierre de 2023 el gasto en salud para las personas sin seguridad social apenas creció 2% frente a 2018 y el gasto en educación 1% ¿Por qué? Pues simplemente los ingresos del Gobierno han crecido menos que en otros sexenios por rehuir a una reforma fiscal y por el mal desempeño de Pemex

El menor gasto en estos rubros obviamente ha impactado en el acceso y calidad de los servicios. El principal ejemplo es la caída de las consultas de la Secretaría de Salud, que en 2023 fueron 40% inferiores a las otorgadas en 2018. El acceso a la educación también se ha reducido: en 2023 se reportaron un millón de alumnos menos inscritos al sistema educativo público frente al cierre del sexenio de Peña. 

Las transferencias directas son parte del problema

Ante el deterioro de servicios públicos, el Poder Ejecutivo se lava las manos bajo el argumento de que están realizando transferencias directas a más familias mexicanas en este sexenio. Con esta medida —que también es una eficiente estrategia electoral— se pretende llegar a más hogares, pero no garantiza la igualdad de oportunidades ni la movilidad social a través de servicios y programas públicos. Los datos lo muestran.  

Tan sólo hay que ver que el gasto social tiene menos impacto en el desarrollo. Es decir, hace menor diferencia en la vida de la gente. En 2018, las transferencias del Gobierno —monetarias y no monetarias— incrementaban los ingresos del decil más pobre en 20.3% pero en 2022 lo hicieron en sólo 13.8%. No por nada, la pobreza extrema no se redujo entre 2018 a 2022, sino que aumentó de 8.7 millones a 9.1 millones según el Coneval.

La gran ironía de este sexenio

Quizá lo más irónico para el Gobierno de “primero los pobres” es que ahora su gasto se concentra en los más ricos. En 2018, el 10% más pobre concentraba el 16% de las transferencias de Gobierno, pero en 2022 obtuvo sólo la mitad: el 8%. Por contra, el 10% más rico pasó de recibir el 8% en 2018 a 12% en 2022. 

De forma histórica los programas sociales y el gasto del Gobierno han estado plagados de irregularidades, malos manejos y han sido insuficientes. Pero antes por lo menos sí beneficiaban preferentemente a las personas más pobres del país. Ahora continúan los malos manejos y los recursos siguen siendo insuficientes, pero lo poco que hay llega más a los más ricos. Necesitamos repensar el gasto público.