He aquí nuestro análisis de las cifras publicadas al cierre
de 2020. Lo números cuentan una historia de descalabro de los ingresos petroleros;
de estancamiento en los tributarios, y de un Fondo de Estabilización de
Ingresos Presupuestarios que parcialmente compensó la caída, pero que está muy
cerca de agotarse. El Gobierno, eso sí, gastó más que en 2019, aunque se quedó
corto en relación con lo que planeaba ejercer… En todo caso, el detalle más
interesante está en el monto que se destinó a fideicomisos, casi ‘sobre la
campana’.
Es también el año en que aumentó la deuda y el balance público terminó por descomponerse. Y un dato que no suele llamar tanto la atención: la disminución significativa en los recursos transferidos a las Entidades Federativas y Municipios a través del Gasto Federalizado. El gobierno gastó más que el año pasado pero se quedó corto en relación a lo que planeaba ejercer este año, a diciembre el subejercicio acumulado fue de -1.8% (-108 mmdp).
Esto es, ante todo, las razones por las cuales resulta muy
difícil mirar al 2021 con optimismo, desde las finanzas púbicas.
Análisis de ingresos
Durante 2020, los ingresos
totales del Sector Público se ubicaron en 5 billones 339.9 mmdp[1], lo que se tradujo en
una disminución de 4.1% real (-228.0 mmdp), respecto al mismo periodo de 2019.
Esto se debió, principalmente, a cuatro factores:
- El impacto severo
de la pandemia en la actividad económica y, por ende, en la recaudación.
- La caída de los ingresos petroleros,
debida a una menor producción y precio.
- El impacto de
la suspensión de actividades, producida por las medidas de contingencia
sanitaria, sobre las ventas de electricidad de la CFE.
- El efecto
de la reducción del empleo formal sobre las cuotas que recibe el IMSS.
Por componentes, los ingresos petroleros disminuyeron 38.7%, mientras que los ingresos no petroleros se incrementaron
3.4%, respecto a 2019.
Los ingresos
tributarios sumaron 3 billones 338.9
mmdp, lo que representó un crecimiento de tan sólo 0.8% (27.5 mmdp), en
términos reales, respecto a lo reportado en 2019. A su interior, los impuestos
se comportaron de manera
muy distinta:
- El ISR se incrementó
0.9% anual; es decir, estuvo
estancado.
- El IVA aumentó 2.3%.
- Los IEPS disminuyeron
3.2%: los de gasolina y diésel se redujeron 2.6% y los distintos de gasolina y
diésel fueron menores en 4.4%.
A pesar de que los ingresos tributarios no tuvieron mal desempeño
(si tomamos en cuenta el contexto económico tan adverso), estuvieron lejos de poder compensar la pérdida de los ingresos
petroleros. Por ese motivo, el Gobierno tuvo que compensar con ingresos no
recurrentes, especialmente del Fondo de Estabilización de los Ingresos
Presupuestarios (FEIP).
Así, los ingresos
no tributarios no petroleros (NTNP) se ubicaron en 551.3 mmdp, lo que
significó un incremento de 43.5% respecto al dato reportado en 2019, resultado del incremento de 63.5%
de los aprovechamientos, ya que los derechos disminuyeron 15.4% y los productos
21.1%. Al interior de los aprovechamientos, destaca la recuperación de activos
financieros como política de gobierno, con el fin de evitar el endeudamiento
adicional y los desequilibrios macroeconómicos: se recuperaron 204 mmdp del
FEIP (incluyendo 47.4 mmdp que se recibieron por coberturas petroleras); 55.3
mmdp de otros fideicomisos (incluido el Fideicomiso del Nuevo Aeropuerto de la
Ciudad de México, por 21.6 mmdp); 42.8 mmdp de ingresos derivados de
financiamiento por operaciones de colocaciones de deuda y 32.3 mmdp de
entidades paraestatales.
Por otra parte, la “despetrolización” de las finanzas públicas
es una dura realidad para un Gobierno que no ha logrado recaudar lo suficiente
en impuestos (lo suficiente como para que la caída de los ingresos petroleros
no lo desequilibren del todo, se entiende).
¿A qué nos referimos con despetrolización? A que los ingresos
tributarios han pasado de representar el 49.3% de los ingresos totales del
Sector Público en 2000, a abarcar 62.5% en 2020, el porcentaje más alto en
estos 20 años. El ISR es el impuesto con mayor peso (33.0%), seguido del IVA
(18.5%).
En
cambio, los ingresos petroleros presentaron la proporción más baja desde 2000,
respecto al porcentaje que representan de los ingresos totales: 11.3%.
Los ingresos en relación con su meta para el año
Los ingresos totales del Sector Público no alcanzaron la meta
inicial, establecida en la Ley de Ingresos 2020: exhibieron un rezago de 3.3% (-183.3 mmdp).
En el acumulado, los ingresos tributarios se quedaron 4.8% por debajo de su meta
estimada en el calendario (-166.9 mmdp); lejos de registrarse ingresos
excedentes de este tipo, se observa una pérdida. El IVA tuvo un
rezago de 2.0% (-20.0 mmdp), en
relación con la LIF2020. El ISR
exhibió un rezago de 5.0% (-92.4 mmdp) en el mismo
ámbito. Los IEPS observados están por debajo
de lo aprobado 10.7% (-55.1 mmdp).
En 2020, los ingresos
petroleros del Sector Público reportaron un rezago en relación con lo que
se esperaba para este periodo: 38.6%
(-381.5 mmdp), que en realidad es mayor si no consideramos las transferencias
del Gobierno Federal a Pemex, registradas como ingresos petroleros.
En contraste, los ingresos no tributarios no petroleros superaron en 233.2% su meta de 2020.
Por su parte, la caída natural de los ingresos recurrentes (petroleros y tributarios) fue mayor a la observada. El total de ingresos recurrentes sin compensar asciende a 3 billones 740.7 mmdp, 16.7% menos (-752.4 mmd) respecto al dato aprobado para 2020. Esta caída fue atenuada por el aumento en los ingresos no recurrentes, compensada con los recursos del FEIP por un monto de 204 mmdp, y que la Tesofe traspasó al rubro de “aprovechamientos”. Sin embargo, aun con los montos excedentes en los ingresos no recurrentes (385.8 mmdp), tampoco alcanzaron para compensar la pérdida observada en los petroleros y en la recaudación (-548.4 mmdp), por lo que el neto fue negativo en 162.6 mmdp. El neto sin compensar asciende a -570.6 mmdp.
Saldo en los fondos de
estabilización
Durante 2020 el Fondo de
Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP) registró entradas por
64.0 mmdp y salidas por 214.4 mmdp, destinadas 1) a compensar la disminución de
los ingresos del Gobierno Federal sin destino específico (204.0 mmdp) y 2) a
las inversiones financieras, como parte de las medidas realizadas para la
administración de riesgos en el ejercicio fiscal de 2021, el pago de honorarios
al fiduciario y el pago del dictamen de los estados financieros (10.4 mmdp).
Así, el saldo del FEIP a diciembre de
2020 fue de 9.5 mmdp. Respecto al saldo de diciembre de 2019 se redujo 154.4 mmdp.
El Fondo de Estabilización
de los Ingresos de las Entidades Federativas (FEIEF), a diciembre de 2020, tuvo ingresos por 5.5 mmdp y egresos
por 35.4 mmdp; su saldo se ubicó en 30.7 mmdp. En 2020, el FEIEF tuvo una
reducción respecto al saldo de 2019 de 31.9
mmdp, recursos transferidos a las entidades de manera mensual para cumplir
con las partidas presupuestarias.
El Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilidad y el Desarrollo
(FMP) tuvo un saldo al 31 de diciembre de 2020 de 23.2 mmdp, 1.8 mmdp superior al reportado al
cierre de 2019 (21.5 mmdp).
Fideicomisos al cuarto trimestre de
2020
Al 31 de diciembre de 2020 se reportan 329 actos jurídicos[2]: 300
fideicomisos[3], 23
mandatos y seis análogos[4], los
cuales suman un total de 597 mmdp, y muestran una disminución de 22.1% real
(-169.1 mmdp) respecto del monto observado en 2019. Respecto al trimestre
previo (septiembre), se observa un incremento de 15.9 mmdp (2.7%).
Al cuarto trimestre de 2020, la SHCP reportó dos altas, 11
bajas y 32 fideicomisos en proceso de
extinción; éstos últimos equivalen a 966.6 millones de pesos, de los cuales
no se presentan usos ni estados financieros.
Recordemos el contexto: en el artículo quinto transitorio del
Decreto de Fideicomisos[5] se estableció
la obligación, por parte de los ejecutores de gasto, de coordinarse con las
instituciones fiduciarias y llevar a cabo los actos y procesos necesarios para
extinguir los actos jurídicos que se reformaron o derogaron, con la finalidad de que durante el primer
semestre del ejercicio 2021 se suscriban los convenios de extinción o
terminación.
Análisis de gasto
A
pesar de la debilidad observada en los ingresos, el gasto neto total se
incrementó 0.2% en relación con 2019. Es decir, el Gobierno gastó más que el
año pasado, aunque se quedó corto en relación a lo que planeaba ejercer este
año: a diciembre el subejercicio acumulado fue de 1.8% (-108 mmdp).
El análisis del gasto mensual, sin embargo, revela algo muy interesante: durante diciembre se aceleró el gasto programable y no programable del Sector Público. Sólo en ese mes el gasto neto fue 45.9% superior a lo aprobado (276 mmdp), mientras que el gasto programable excedió en 87% (302.9 mmdp) lo programado (en esta parte del gasto se clasifican los recursos destinados a fideicomisos, mandatos y otros análogos). El gasto no programable, en contraste, ejerció 8.6% menos recursos que los aprobados en el mes.
Al hacer un análisis por capítulo de gasto, vemos que “Servicios Generales” y “Transferencias, asignaciones, subsidios y otras ayudas” son los que más gastaron en relación con lo presupuestado en términos relativos (ver los gráficos en el Anexo de Gasto). Pero dentro del capítulo de “Transferencias, asignaciones…”, el concepto de “Transferencias a fideicomisos, mandatos y otros análogos” fue el que más recursos sobrejerció, al gastar tres veces más de lo presupuestado (328% o 121 mmdp).
Fueron ocho Ramos a los que, a través de este capítulo, se les transfirieron al menos 50% más de recursos, respecto a lo aprobado; entre ellos se encuentran la Secretaría de la Defensa Nacional, Salud, Energía y SHCP. Entretanto, otros ocho Ramos no tenían previsto transferir recursos a través de este capítulo, pero lo hicieron, y suman un total de 1.3 mmdp (entre ellos, Presidencia, el Poder Judicial, la CNH y la CRE).
Si no
se toman en cuenta los 121 mmdp excedentes en la transferencia a fideicomisos,
mandatos y otros análogos, el gasto neto total del Sector Público habría
experimentado un recorte de 3.7% (228.7 mmdp) en relación con lo aprobado, y su
variación anual con respecto a 2019 sería de -1.8% (-110.4 mmdp).
Por lo
demás, el gasto neto del Sector Público en
2020 fue de 6 mil millones de pesos. De ellos, 4 mil 455.2 millones de
pesos corresponden al gasto programable, el cual cerró el año con un sobrejercicio
de 1.1% (48 mmdp), y con respecto a 2019 aumentó 1.8%. En la composición del
gasto, el programable representó 74%. El 26% restante se ejerció a través del
gasto no programable (1,545 mmdp); en el cierre de año este gasto exhibió un
subejercicio de 9.1% (-156 mmdp).
El
gasto programable fue mayor a lo previsto porque en algunos Ramos de la
Administración Pública Centralizada —como Economía, Turismo y la SHCP— se concentraron
el desembolso extra de recursos para atender la crisis sanitaria, los apoyos a
través de subsidios y transferencias y los recursos para proyectos de inversión
física, como el Tren Maya y el Aeropuerto Felipe Ángeles.
Por
otro lado, el recorte en el gasto no programable es el resultado de una reducción
en las participaciones transferidas a estados y municipios, y a un menor costo
financiero y pago de ADEFAS. El costo financiero representó 11% del gasto total
en 2020, porcentaje muy similar al observado en los últimos tres años, pero que
contrasta con el 7.5% que representó en 2013 y 2014. El incremento en la
proporción que el costo financiero representa en el total del gasto reduce el espacio
fiscal del gobierno; es decir, se trata de un gasto ineludible que reduce la
capacidad financiera del gobierno en el corto plazo para proveer bienes y
servicios a la población.
Si bien la proporción del costo
financiero en el gasto aumentó desde 2014 hasta 2020, la proporción de la
inversión física se redujo siete puntos porcentuales en el mismo periodo. 2020
cierra con un monto de inversión física de 653.3 mmdp, 12% mayor que el de 2019
si consideramos el efecto rebote (recordemos que en 2019 la inversión física se
redujo 12%), pero menor al observado en 2018, de 661.9 mmdp. Sin considerar la
inversión en Pemex y el monto del Programa de Apoyo Financiero a Microempresas
Familias de la Secretaría de Economía (mejor conocido como Créditos a la
Palabra), la inversión física con respecto
al año pasado aumentó sólo 6%, y también se ubicó por debajo del gasto
realizado en 2018, de 461.2 mmdp. Entretanto, la inversión en Pemex se redujo
3% con respecto a 2019.
La inversión
física fue 0.2% (-1.35 mmdp) menor a la aprobada para 2020, y si no incluimos
el monto del programa Créditos a la Palabra en el total de la inversión, el
subejercicio hubiera ascendido a 5.4% (-35.5 mmdp). Recordemos que este
programa se creó como respuesta a la crisis ocasionada por la covid-19, y su
fin es apoyar a las familias y empresas afectadas por la paideia a través de
subsidios, pero no el impulso a la creación de capital, principal objetivo de
la inversión física.
Con
relación al 2019, fueron los Ramos Autónomos
y el IMSS e ISSSTE quienes tuvieron un mayor crecimiento anual. Entre los
autónomos, el TFJA ejerció 99% (2.2 mmdp) más que en el año previo, al
destinar más recursos en gastos de operación; el Inegi ejerció 41% más (4.4
mmdp) porque durante 2020 se levantó el censo de población y vivienda. Sin
embargo, llama la atención que la CNDH ejerció 26% (-0.4 mmdp) menos recursos
que en 2019; su gasto se compara al observado durante 2010. El ISSSTE, por su
parte, ejerció 3.3% (11.5 mmdp) más recursos, que se destinaron al pago de
pensiones y jubilaciones, así como en inversión física y materiales y
suministros. Con respecto al IMSS, el gasto 6% mayor al previsto (46.8 mmdp) se
reflejó en el pago de pensiones, servicios personales y materiales y
suministros; no obstante, esta institución tuvo un menor gasto en inversión
física en salud.
A
pesar de que el gasto agregado de los Ramos
Administrativos no fue considerablemente mayor que el observado en 2019,
dentro de ellos la Secretaría de Economía, de Turismo y la SHCP destacan por
gastar 50% más que en 2019. La Secretaría de Economía ejerció 277% (30.2 mmdp)
más recursos, los cuales en gran parte se ejercieron en el ya mencionado
programa de Créditos a la palabra. La Secretaría de Turismo ejerció 406% (11.0
mmdp) más recursos que en 2019, debido a la construcción del Tren Maya. La SHCP
gastó 53% (26.3 mmdp) más, al destinar recursos a la aplicación y el diseño de
la política económica.
Con
respecto al monto previsto en 2020, encontramos que los Ramos Administrativos
gastaron 15.6% más de lo previsto. De ellos, la Secretaría de Economía (557%),
la SHCP (221%), la CNH (210%) y la Secretaría de Turismo (172%) fueron los
ejecutores que más sobrejercieron en relación con lo planeado.
Veamos con mayor detalle algunos de los Programas Presupuestarios Principales. Se reportaron 188 de ellos
en el Anexo V del Anexo de Finanzas Públicas del Informe al Cuarto Trimestre de
2020 de la SHCP. Once ejercieron un gasto mayor a lo previsto en 2020 (e
incluso a lo ejercido en 2019); entre ellos se encuentran programas
relacionados al Insabi, la Guardia Nacional y el Tren Maya:
- Seguro de Vida para Jefas de Familia (Bienestar)
- Programa de Inclusión Financiera (SHCP)
- Guardia Nacional (Seguridad y Protección
Ciudadana)
- Apoyos a Centros y Organizaciones de
Educación (Educación Pública)
- Proyectos de Infraestructura Social del
Sector Educativo (Educación Pública)
- Programas del Tren Maya (Secretaría de
Turismo)
- Internet para Todos (SCT)
- Promoción del comercio exterior y atracción
de inversión extranjera directa (Economía)
- Sistema Satélital (SCT)
- Atención a la Salud y Medicamentos Gratuitos
para la Población sin Seguridad Social Laboral (Salud)
En contraste, nueve programas exhibieron
recortes o no ejercieron recursos durante 2020. En su mayoría, están
relacionados con programas de salud, a obligaciones jurídicas y a la
construcción del corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
- Provisiones para el desarrollo regional del
Istmo de Tehuantepec (Entidades no Sectorizadas)
- PROSOFT (Economía)
- Programa para la Productividad y
Competitividad Industrial (Economía)
- Programa para el fortalecimiento económico de
los Pueblos y Comunidades Indígenas (Entidades no Sectorizadas)
- Programa de aseguramiento agropecuario (SHCP)
- Obligaciones jurídicas ineludibles (SEDATU)
- Calidad en la Atención Médica (Salud)
- Planeación, diseño ejecución y evaluación del
Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (Entidades no Sectorizadas)
- Garantías Líquidas (SHCP)
Gasto federalizado
Durante 2020, la Recaudación Federal Participable (RFP) sumó 3 billones 95.6 mmdp, lo que representó una disminución de 6.3% (-210 mmdp), respecto a 2019, resultado de menores ingresos en sus componentes tributarios (-1.0%) y petroleros (-51.0%).
El gasto federalizado, es decir, las transferencias que
realiza el Gobierno Federal a los estados y municipios, sumó 1 billón 829.0
mmdp, lo que se tradujo en una disminución de 7.7% (-152.3 mmdp) respecto al
mismo periodo de 2019. La caída anual en el gasto federalizado en 2020 se debió
a la disminución en cuatro de sus componentes: 1) Convenios de Reasignación[6] para el
cumplimiento de programas federales (-61.6%); 2) Convenios de Descentralización[7]
(-7.9%); 3) Participaciones-Ramo 28[8] (-7.2,
debido a una menor RFP) y 4) Subsidios[9] (-3.1%),
por una disminución en el Fondo de Estabilización de los Ingresos de las
Entidades Federativas.
Por su parte, las Aportaciones Federales o Ramo 33 sólo
aumentaron 0.3% real, respecto a 2019.
En 2020, las participaciones a entidades federativas se
ubicaron en 843.8 mmdp, lo que significó una caída de 7.2% (-65.0 mmdp) por
debajo de los recursos recibidos en 2019 (908.9 mmdp), resultado de una menor
recaudación. El menor pago de participaciones a
los estados y municipios se compensó parcialmente con 60.1 mmdp provenientes
del Fondo de Estabilización de los Ingresos de las Entidades Federativas
(FEIEF): de enero a septiembre se transfirieron 46.8 mmdp del FEIEF; en octubre
7.8 mmdp y en noviembre 5.5 millones de pesos[10].
A excepción del Fondo ISR[11], el cual
presentó un crecimiento anual de 0.3%, el resto de los componentes del Ramo 28
tuvieron caídas anuales. Destacan las de los fondos con mayores recursos: el
Fondo General (-6.0%), el Fondo de Fomento Municipal (-6.0%) y el Fondo de
Fiscalización (-7.0%).
La disminución de los recursos vía Participaciones Federales se reflejó en menores crecimientos en 29
entidades federativas, de las cuales 17 disminuyeron por debajo del promedio
nacional. Las más afectadas fueron: Campeche (-14.3%), Nayarit (-14.0), Hidalgo
(-10.6%), Tabasco (-10.6%), y Michoacán (-10.4%). Sólo tres recibieron mayores
recursos, respecto al año anterior: Baja California (3.5%), Chiapas (3.4%) y
Colima (2.8%).
Por su parte, las Aportaciones
a entidades federativas y municipios ascendieron a 809.6 mmdp, lo que significó
un incremento anual de tan sólo 0.3% (2.6 mmdp), que se explica por los
crecimientos en tres de sus fondos: el de Aportaciones para la Nómina Educativa
y Gasto Operativo-FONE (0.2%); el de Aportaciones para los Servicios de
Salud-FASSA (2.0%) y el de Aportaciones para la Educación Tecnológica y de
Adultos-FAETA (3.4%). Los fondos cuyos
recursos están destinados al desarrollo regional (infraestructura social y
fortalecimiento de entidades) siguen teniendo disminuciones en sus
transferencias.
Las entidades federativas con los mayores crecimientos en sus
recursos vía transferencias del Ramo 33 en 2020 fueron: Ciudad de México,
Chiapas, Tabasco, Tlaxcala y Guerrero. Por su parte, las entidades con las
mayores disminuciones en sus recursos recibidos a través de estas Aportaciones
fueron Baja California Sur, Quintana Roo y Guanajuato.
El balance del Sector
Público y sus Requerimientos Financieros
El Balance Primario se ubicó por debajo de su meta calendarizada, ya que
presentó un superávit de 31.7 mmdp; el programado era un superávit de 180.7
mmdp.
El Balance Público presentó
un deterioro en su posición en comparación con la observada en meses
anteriores. Se encontró por arriba de lo calendarizado para 2020: fue de -674.2
mmdp, cuando se tenía un déficit estimado de -547.1 mmdp. En el mismo periodo
de 2019, se registró un déficit de -407.0 mmdp.
El costo financiero fue de 686.1 mmdp, inferior al programado, de 727.4
mmdp.
La medida más amplia de endeudamiento público, los Requerimientos Financieros del Sector
Público o RFSP[12], fue
de -897.1 mmdp, a diciembre de 2020, o -3.9% del PIB, resultado mayor a lo
aprobado (-2.6% del PIB), debido principalmente al uso de activos financieros
del Gobierno Federal con la finalidad de evitar el endeudamiento.
El Saldo Histórico de
Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) o deuda neta total, a diciembre de 2020 sumó
12 billones 86 mmdp de pesos; se incrementó en 7.5% o
847 mmdp respecto a 2019. El SHRFSP representó el 52.2% del PIB, un
incremento de 7.7 puntos porcentuales respecto al mismo periodo del año previo.
Esta proporción es la más alta para un
periodo similar desde el año 2000 debido a la contracción del PIB, lo que
redujo su valor en términos absolutos.
ANEXO 1: indicadores de ingreso, fideicomisos, gasto federalizado, balance público y variables de contexto
ANEXO 2: Gasto
[1] Miles de millones de pesos.
[2] De éstos, 247 son actos jurídicos
federales, 55 estatales y 28 privados.
[3] Los fideicomisos públicos son contratos
por medio de los cuales el Gobierno federal, los gobiernos de los estados o los
ayuntamientos, con el carácter de fideicomitentes, a través de sus dependencias
centrales o paraestatales, transmiten la titularidad de determinados bienes del
dominio público, del dominio privado de la Federación, entidad federativa o
municipal, o afecta fondos públicos en una institución fiduciaria para realizar
un fin lícito determinado, de interés público.
[4] En los mandatos se obliga, mediante un
acto jurídico, el destino de recursos públicos en cumplimiento de un objeto que
también debe ser lícito. En los mandatos, el mandatario se obliga a ejecutar
por cuenta del mandante los actos jurídicos que éste le encarga. Los análogos
pueden cumplir la misma función.
[5] Decreto por el que se reforman y derogan
diversas disposiciones de la Ley para la Protección de Personas Defensoras de
Derechos Humanos y Periodistas; de la Ley de Cooperación Internacional para el
Desarrollo; de la Ley de Hidrocarburos; de la Ley de la Industria Eléctrica; de
la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria; de la Ley General
de Protección Civil; de la Ley Orgánica de la Financiera Nacional de Desarrollo
Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero; de la Ley de Ciencia y Tecnología; de
la Ley Aduanera; de la Ley Reglamentaria del Servicio Ferroviario; de la Ley
General de Cultura Física y Deporte; de la Ley Federal de Cinematografía; de la
Ley Federal de Derechos; de la Ley del Fondo Mexicano del Petróleo para la
Estabilización y el Desarrollo; de la Ley de
Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados; de la Ley General
de Cambio Climático; de la Ley General de Víctimas, y se abroga la Ley que crea
el Fideicomiso que administrará el Fondo de Apoyo Social para Ex Trabajadores
Migratorios Mexicanos, publicado el 6 de noviembre de 2020 en DOF.
[6] Son acuerdos que las dependencias del
Gobierno Federal firman con las entidades federativas con el propósito de
reasignarles recursos de las dependencias y entidades públicas, para el
cumplimiento de diversos objetivos de los programas federales.
[7] Corresponden a acciones de colaboración y
coordinación entre las dependencias federales y los gobiernos de las entidades
federativas.
[8] Forman parte del gasto no programable y
derivan del Sistema Nacional de Coordinación Fiscal, que es un
mecanismo por
medio del cual se acuerda el ejercicio de las facultades tributarias entre los
distintos niveles de gobierno que componen un Estado. Son un mecanismo de
compensación a los gobiernos locales, dependiendo de la Recaudación Federal
Participable (RFP).
[9] Incluyen recursos que son entregados a
las entidades federativas y municipios a través de diversos ramos de la
Administración Pública Centralizada. Estos se destinan para apoyar el
desarrollo conforme a lo establecido en las disposiciones jurídicas aplicables
y se ejercen de acuerdo a lo señalado en el PEF de cada año.
[10] Comunicado 086 SHCP, del 30 de octubre de
2020: “Secretaría de Hacienda y Crédito Público compensa la totalidad de las
participaciones federales referenciadas a la Recaudación Federal Participable”.
Recuperable en https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/589158/Comunicado_participaciones_federales__1_.pdf
[11] El fondo fue creado en el 2015, cuya
función es retener el ISR de la nómina de los empleados, el cual es entregado a
la Federación y, posteriormente, la SHCP hace la repartición de los ingresos
entre las 32 entidades.
[12] Los RFSP se miden como la diferencia
entre los ingresos y los gastos distintos de la adquisición neta de pasivos y
activos financieros, incluyendo las actividades del sector privado y social
cuando actúan por cuenta del Gobierno Federal o de las entidades públicas, en
línea con la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y con las
guías internacionales, Esta medida incluye además del balance tradicional, las
necesidades de financiamiento del IPAB, Fonadin, bancos de desarrollo y fondos
de fomento, programas de apoyo a deudores y PIDIREGAS de CFE y un ajuste por
los ingresos derivados de la venta neta de activos financieros y por la
adquisición neta de pasivos distintos a la deuda pública. En los RFSP y el
resultado primario el signo negativo (-) significa déficit o requerimiento de
recursos y el signo positivo (+) superávit.