Pocos resultados: el peso del rescate de Pemex sobre las finanzas públicas
La estrategia fiscal del sexenio de AMLO para salvar a Pemex, ya está cobrando factura: hay más endeudamiento y menos margen de maniobra. La nueva administración debe decidir el futuro de la petrolera.
Las medidas fiscales de la anterior administración llevadas a cabo para salvar financieramente a Pemex, han cobrado una costosa factura al Gobierno federal sin que se observen resultados alentadores en la petrolera. El costo ha sido mayor endeudamiento, un menor margen de maniobra fiscal, y una presión creciente de las obligaciones sociales y financieras. La nueva administración debe tomar una decisión sobre el futuro de la petrolera o acrecentar un endeudamiento que comienza a salirse de las manos.
Al tercer trimestre del año, los ingresos petroleros cayeron a 774.5 mil millones de pesos (mmdp), esto implicó una caída de 6.1% (50.3 mmdp), en términos reales respecto al año anterior. La caída afectó de manera desigual a Pemex y al Gobierno federal. Hay que recordar que los ingresos petroleros se dividen entre los que se queda la petrolera para cubrir sus gastos y aquellos que se reparten a la Federación.
Sin embargo, como hemos mencionado anteriormente, en los últimos años el Estado mexicano se queda cada vez con menores ingresos petroleros por la reducción de la tasa del Derecho de Utilidad Compartida (DUC) y su postergación. Este es el principal impuesto que se cobra por la explotación de los recursos petroleros.
Así, de los 774.5 mmdp de ingresos petroleros a septiembre de 2024, el Gobierno federal se quedó con tan sólo 14% de éstos ingresos (107 mmdp), mientras que Pemex se guardó el 86% restante. Hay que mencionar que es el monto más bajo de ingresos petroleros con los que se queda el Estado desde 1990.
La situación no sería tan complicada si la Administración federal sólo apoyara a Pemex mediante la reducción de impuestos. Sin embargo, para paliar la situación patrimonial de la petrolera debido a su delicada situación financiera, el Gobierno federal también le realiza transferencias, es decir, “le da dinero”.
Así, al mes de septiembre el Estado mexicano ha transferido recursos a Pemex por 171 mmdp, el mayor monto de transferencias financieras a la empresa para un periodo similar desde el año 2021. Dicho claramente, mantener en operación a Pemex no reportó ingreso alguno al Gobierno, sino una pérdida monetaria de 63 mmdp.
A las transferencias realizadas a Pemex vía la Secretaría de Energía (Sener), hay que sumarle el beneficio fiscal que recibe la petrolera por la reducción del DUC. Recordemos que en 2019 la empresa pagaba una tasa de 65% por este derecho, pero en 2024 la tasa es de 30%. Además, mediante decretos, se le ha postergado el pago de este gravamen a Pemex durante varios meses de 2024. Estimamos que el apoyo fiscal por la reducción y postergación del DUC en 2024 asciende a 210.9 mmdp, 3.6 veces el presupuesto del Poder Judicial para el periodo de enero a septiembre (57.8 mmdp).
De tal forma, al mes de septiembre, el Gobierno ha apoyado a Pemex fiscalmente con 381.4 mmdp: 210.9 mmdp por reducción y postergación del DUC y 170.5 mmdp por transferencias directas a través de la Sener. Este monto es superior a todo el presupuesto de la Secretaría de Educación Pública (SEP) al periodo (321.6 mmdp).
En suma, en el sexenio de López Obrador (a reserva de contabilizar el dato de octubre de 2024) se le otorgaron apoyos a Pemex por 2.2 billones de pesos, 4.7 veces más que en el sexenio de Peña Nieto: 1.16 billones de pesos por transferencias financieras y 1.07 billones por reducción de la carga fiscal.
Lamentablemente, todo este esfuerzo tuvo poco o ningún efecto en la situación financiera de la empresa. Al tercer trimestre, Pemex reportó una pérdida neta por 430.1 mmdp, la mayor registrada para un periodo similar desde 2020 en el contexto de la pandemia. En consecuencia, el valor total de la empresa (activos menos deuda) cayó a -1.7 billones de pesos, similar a lo heredado por Peña Nieto a López Obrador. Otra forma de verlo, es que en 2018, por cada peso de activos, Pemex tenía 1.7 pesos de deuda; en 2024, al tercer trimestre, por cada peso de activos tiene 1.75 pesos de deuda, prácticamente el mismo nivel.
Pese al sacrificio fiscal, la empresa sigue tan quebrada como lo estaba al cierre del sexenio de Peña Nieto. En efecto, Pemex al día de hoy tiene un valor en números negativos.
Deterioro de Pemex ¿Culpa del tipo de cambio?
La administración de Pemex achacó en su informe trimestral que los malos resultados de 2024 se deben principalmente a las pérdidas cambiarias1. Sin embargo, si comparamos su desempeño frente a otros años con alta volatilidad del tipo de cambio, se puede observar que el verdadero problema se debe al incremento de sus costos de ventas y gastos administrativos. Vamos por partes.
Al tercer trimestre del año, la empresa reportó pérdidas cambiarias por 256 mmdp. Este concepto engloba el cambio de valor en sus activos en moneda extranjera, como son las cuentas por cobrar (dinero que le deben sus clientes), inversiones en infraestructura en el extranjero (como Deer Park) y otras subsidiarias con operaciones fuera de México. Cuando el peso pierde valor frente al dólar, dichos activos también pierden valor.
En efecto, en 2024 el peso se ha depreciado en 11% al pasar de 17.6 pesos por dólar, en promedio en 2023 a 19.6 pesos por dólar en septiembre de 2024. No es la primera vez que Pemex enfrenta una adversidad de tal magnitud. Entre 2015 y 2016, el pesó pasó de 17.9 pesos por dólar a 19.1 pesos, una depreciación de 7%. Ese año, las pérdidas cambiarias de Pemex ascendieron a 267.6 mmdp, prácticamente idénticas a las sufridas en 2024. El problema es que, si bien en 2016 Pemex también cerró con pérdidas, no fueron tan grandes como las observadas este año.
En 2016 Pemex tuvo pérdidas netas por 396.3 mmdp, 8.5% (33.7 mmdp) inferiores a los 430.1 mmdp en pérdidas que reporta la petrolera al tercer trimestre de 2024. No obstante, hay que recordar que en 2016, la empresa pagaba 68.8% por Derecho de Utilidad Compartida (DUC) mientras que en 2024 paga sólo 30%.
De hecho, la pérdida de Pemex antes de impuestos en 2024 fue de 345.1 mmdp, pero en 2016 fue de sólo 65 mmdp, es decir, 430% (280.1 mmdp) inferior. En otras palabras, ante una adversidad similar, en 2016 Pemex sufrió cinco veces menos pérdidas.
¿La razón? Los costos fijos de Pemex por su mala administración no han parado de subir. En 2024, los costos por ventas de Pemex sumaron 1.03 billones de pesos, 41.5% (302.7 mmdp) más que en 2016. Por su parte, los ingresos por ventas sumaron 1.2 billones de pesos, sólo 9.4% (106 mmdp) más que en 2016. El mayor aumento de los costos versus los ingresos, provocó que por cada peso de gasto por ventas de Pemex la petrolera obtuviera sólo 1.2 pesos de ingresos en 2024, mientras que en 2016 obtuvo 1.5 pesos. Es decir, la rentabilidad no ha parado de caer pese a los apoyos millonarios del Gobierno.
Finalmente, hay que mencionar que Pemex ha gozado de buenos precios del petróleo en 2024. Al mes de septiembre la Mezcla Mexicana de Exportación (MME) promedió 72.4 dólares por barril (dpb), 112% más que los 34.1 dpb promediados en 2016. De haber afrontado precios similares a los observados a los de 2016, el desplome de Pemex habría sido mucho peor.
La razón de que Pemex no haya mejorado su rentabilidad pese a los elevados impuestos del Gobierno, es que esos impuestos no se han utilizado para incrementar la inversión de la empresa. De enero a septiembre, la inversión física de Pemex ascendió a 257 mmdp, un crecimiento real de tan solo 1.9% (257.4 mmdp).
En promedio, de enero a septiembre, en el sexenio de López Obrador se tuvo un gasto de inversión física en Pemex de 240 mmdp, mientras que con Peña promedió 324 mmdp para el mismo periodo de comparación.
Recapitulemos. En el sexenio de López Obrador los apoyos a Pemex sumaron 2.2 billones de pesos, 4.7 veces más que en el sexenio de Peña Nieto, pero la inversión de la empresa fue 26% (84 mmdp) menor en promedio. Se desaprovechó el apoyo fiscal para volver a Pemex una empresa más productiva.
Una mejor forma de apoyar a Pemex, sin costo social sería, como ya hemos señalado, abrir la inversión al sector privado de una manera controlada.
Apoyo a Pemex impactó la deuda del Gobierno federal
Hasta el momento hemos probado que los apoyos a Pemex no han sido un buen negocio para el Estado. Sin embargo, bajo las condiciones actuales, ¿qué tanto se puede mantener esta estrategia?
“No endeudaremos al país”: fue una de las frases más mencionadas por AMLO durante su campaña electoral. La promesa, como muchas otras, quedó en lo más profundo de sus buenas intenciones. Los datos del endeudamiento al tercer trimestre de su último año de gobierno, señalan el mayor uso de la deuda desde 1990 que se tienen datos oficiales disponibles.
Para septiembre, el balance público —la diferencia entre los ingresos y los gastos del sector público2—, fue deficitario por 993 mil millones de pesos. Es decir, los gastos superaron a los ingresos por esa magnitud. Es la brecha más grande desde 1990 que se tiene registro. Incluso es mayor a los periodos de crisis financieras que han azotado al país en los últimos 34 años. Frente al déficit público del último año del gobierno de Peña Nieto, es 2.3 veces superior.
Por sí solo, el déficit del Gobierno federal en lo que va del año es aún mayor: 1.42 billones de pesos. Es el mayor déficit del Gobierno federal desde 1990. Es prácticamente cuatro veces más grande que el registrado el último año de mandato de Peña Nieto.
¿Cómo es posible que el balance del Gobierno federal sea menor al del Sector Público, que engloba al Gobierno federal? Sencillo: instituciones como la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), que no se contabilizan dentro del Gobierno federal, pero sí dentro del sector público, tienen un superávit, lo que compensa el resultado neto. Esto no hace menos grave el grán déficit del Gobierno federal. Ayudar fiscalmente a Pemex ha provocado este creciente déficit.
La pérdida de ingresos petroleros y los constantes apoyos fiscales no representan cualquier cosa. Como señalamos estos apoyos fiscales y financieros a Pemex suman 381.4 mmdp al mes de septiembre, esto representa alrededor del 27% del déficit del Estado. Si la Federación no hubiera incurrido en estos apoyos, su déficit hubiera crecido tan solo 13.9% frente al año anterior y no 55% como se está reportando actualmente. Estoseñala el peso que tienen estos apoyos fiscales en el déficit del Gobierno federal.
Hay que mencionar que cuando el Estado se endeuda, debe pagar también los intereses de esta deuda, lo que quita recursos para destinar a otros conceptos. Visto así, apoyar a Pemex se vuelve más costoso en términos del presupuesto, sobre todo considerando que por un lado se han incrementado las demás obligaciones financieras y sociales de la Federación, y por otro lado no se han implementado medidas para incrementar los ingresos tributarios.
Lo anterior nos lleva al siguiente punto y es que, entre los constantes apoyos a Pemex, el incremento desmedido del endeudamiento, y la creciente presión de las demás obligaciones sociales y financieras, el Gobierno federal se ha quedado sin ingresos tributarios para ofrecer bienes y servicios a la población.
El margen fiscal de los ingresos del Gobierno federal, que representa los recursos disponibles para hacer política pública una vez descontadas las obligaciones sociales y financieras, se derrumbó hasta los 307 mmdp, que representa el nivel más bajo desde 1990.
En septiembre, los ingresos públicos de la Federación alcanzaron los 4.1 billones de pesos. Sin embargo, sus obligaciones financieras, que incluyen el pago de intereses de la deuda, las participaciones a los estados y los adeudos de ejercicios fiscales anteriores, sumaron 1.73 billones de pesos. A esto se suman los compromisos sociales, como los programas de pensiones, becas y otros apoyos gubernamentales que se distribuyen mediante subsidios o transferencias, y que ascendieron a 2.0 billones de pesos.
En total, de enero a septiembre de 2024, los compromisos financieros y sociales sumaron 3.76 billones de pesos. Al descontar el pago de estos compromisos, los recursos disponibles para ofrecer bienes y servicios públicos, distintos de los programas sociales y transferencias directas, fueron de apenas 307 mmdp:el margen fiscal más bajo desde 1990, y una caída real del 73% (831.9 mmdp) frente al que manejó Peña Nieto en su último año de gobierno.
Para darnos una idea del derrumbe de los ingresos fiscales disponibles con esos 307 mmdp, el Estado aún tiene que pagar sueldos y salarios de médicos, maestros, policías, y otros servidores públicos que financia directamente; además de llevar a cabo el gasto en inversión física para impulsar la infraestructura. Como vimos anteriormente, esto lo hizo con un endeudamiento de más de un billón de pesos.
El panorama es poco alentador, y el derrumbe de los ingresos públicos disponibles para ofrecer bienes y servicios públicos, anuncia el problema al que se estará enfrentando la administración de Claudia Sheinbaum. Queda por ver si en este contexto fiscal, el Estado sigue permitiendo las pérdidas millonarias y el incremento desmedido del endeudamiento para rescatar a una petrolera, que sin cambios profundos continuará siendo el lastre de las finanzas públicas.
- Petróleos Mexicanos (2024). Reporte de resultados al tercer trimestre de 2024. Recuperado de: https://www.pemex.com/ri/finanzas/Reporte%20de%20Resultados%20no%20Dictaminados/Reporte%203T24.pdf ↩︎
- Incluyendo Gobierno federal, Pemex, CFE, IMSS e ISSSTE y otras entidades públicas bajo control presupuestario indirecto. ↩︎